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miércoles, 12 de octubre de 2016

RECONCEPTUALIZACIÓN DE LA EDUCACIÓN

Por: Florentino Arpa Calachua
INTRODUCCIÓN
No se puede negar que la educación es un instrumento político utilizado por los gobiernos para lograr determinados objetivos. A lo largo de la historia de la humanidad la educación ha permitido moldear la mente de las personas de acuerdo a los intereses y necesidades del Estado, que han sido controlados por los grupos de poder o las clases dominantes, con el objetivo de resguardar el sistema que los beneficie.
La educación es un fenómeno social que se originó, inicialmente, para preservar el conocimiento obtenidos por las generaciones anteriores, en la actualidad aun se sigue con este mismo principio, con la única diferencia que no es en beneficio de todos, sino solo de una clase social.
La educación fuera de los claustros de la escuela, también denominada educación informal, es necesaria porque transmite el conocimiento para la subsistencia de la sociedad, para mantener inalterables los patrones culturales y las estructuras de poder impuestas por los que gobiernan en el Estado. Este tipo de educación es la que algunos consideran espontánea, libre, sin embargo nada escapa a los hilos conductores de los sectores dominantes, ya que controlan las instituciones de la sociedad como, la iglesia, los medios de comunicación, los partidos políticos, etc. La educación formal, aquella que se brinda en las escuelas, es tal vez el mecanismo de control y regulación más eficiente que han encontrado las clases dominantes, han estructurado contenidos, métodos, niveles, que gradúan el acceso al conocimiento de acuerdo a sus necesidades.
En el presente trabajo intentaremos dar respuesta a las siguientes preguntas: ¿Cuál es el verdadero objetivo de la educación? ¿La educación debe ser utilizada como un instrumento de dominación social? ¿Es posible una reestructuración del sistema educativo en beneficio de las grandes mayorías? Las ideas aquí expresadas son una reflexión desde el interior mismo del sistema educativo, desde la visión de maestro de aula, que en muchas ocasiones hemos mantenido un silencio que nos hace cómplices de este sistema que regula y controla, en beneficio de algunos.

1.  EL MODELO EDUCATIVO DE LA MODERNIDAD
La historia de la educación ha señalado que en la comunidad primitiva, la educación era espontánea y libre. En el esclavismo la educación paso a ser parte del instrumento de dominación y control de la clase propietaria. En el feudalismo, con el arribo de la iglesia al poder, la educación se convirtió en un excelente instrumento de adoctrinamiento dogmático, mediante el cual se controlaba el conocimiento y el poder político.
En el capitalismo, el poder económico y político pasó de la nobleza y el clero a la burguesía, primero comercial y después industrial, con la llegada de esta nueva clase social, se planteó la modernidad que ha adoptado una de las variantes de la educación, aquella que tiene que ver con la vinculación de lo externo con el educando. Su origen se remonta al latín educare que significa criar, alimentar, construir, conducir, guiar, orientar, en este caso la educación se vincula directamente a un proceso desde lo exterior. Entendida de esta manera, la educación es guiada contralada desde un elemento externo, responsabilidad que asumió el Estado desde su aparición misma.
La modernidad ha olvidado que la educación también representa innovación, cambio, subversión, cuyo origen latín educere significa sacar a luz aquello que se encuentra encubierto, educir (educar) significa develar, actualizar las virtualidades humanas. Esta es la educación que se debe implementar, que no se encuentra exclusivamente en manos del Estado y que tampoco debe favorecer a una clase social, sino debe beneficiar al hombre de manera individual y colectiva en la búsqueda del buen vivir.
La educación moderna instauró la escuela como institución que podía recrear al sistema de acuerdo a los intereses de las minorías dominantes. Para Arend citada por Carmona (2007) (…) “la escuela se proyecta como el escenario apropiado para la reproducción de las pautas culturales de la sociedad capitalista. Esto significa que el proceso de dominación político-ideológico se traslada al espacio educativo como cultura escolar, predominando la idea de que la producción mercantil es el fundamento de la educación del hombre”. (p.6). No es un secreto que ésta ha sido la finalidad de la educación a lo largo de los años, la escuela se ha dedicado a fortalecer un sistema que explota a los grandes mayorías y nos impone modelos y patrones de vida sin cuestionamiento alguno.
Emilio Durkheim señala que la Educación, es la acción ejercida por las generaciones adultas sobre aquellas que no han alcanzado todavía el grado de madurez necesario para la vida social. Tiene por objeto el suscitar en el niño un cierto número de estados físicos, intelectuales y morales que exigen de él tanto la sociedad política en su conjunto como el medio ambiente específico al que está especialmente destinado.” (Durkheim, 1975: p. 52-54). En esta definición podemos observar plenamente la finalidad de la educación; es una acción ejercida del fuerte sobre el débil, del maduro sobre el inmaduro, del culto sobre el inculto, del moral sobre el inmoral, en síntesis, para el sociólogo positivista Durkheim, la educación es un acción cohersitiva de imposición social.
Conocida la relevancia de la educación en la construcción de la sociedad la teoría sociológica se apoderó de ella y la mantuvo siempre bajo su regazo sin la posibilidad de ascender al estatus de ciencia. Controlada la teoría en educación por la sociología y la práctica en control del Estado se contuvo una de las armas de liberación de la humanidad.

2.  LA EDUCACIÓN MÁS ALLÁ DE LA MODERNIDAD PRESENTISTA
Si queremos tener una idea de educación que vaya más allá de la modernidad europeizante, cuestionada por Dussel, y entenderla como un elemento de liberación al estilo de Freire, debemos empezar a deconstruir nuestros obsoletos esquemas sobre la educación.
La primera acción que debemos realizar es reconceptualizar la educación, ésta debe ser entendida como un fenómeno social que se realiza espontáneamente en la sociedad y no es exclusivamente responsabilidad del Estado y menos aun es útil para mantener el sistema establecido en beneficio de algunos. La educación es un fenómeno que no excluye a ningún miembro y/o Institución de la sociedad en su responsabilidad como agente de la educación, es decir, es una tarea conjunta y permanente. La educación no debe encerrarse en cuatro paredes o en claustros medievales donde se impone conocimiento; la educación se debe impartir en todo espacio de manera consciente y responsable. La educación no debe hacer distinciones entre los seres humanos señalando la existencia de razas y culturas inferiores, por el contrario debe ser una educación intercultural, que promueva la ciudadanía y la democracia, en toda la extensión de la palabra. La educación no debe servir para mantener un sistema que es imperfecto desde su concepción misma, la educación debe promover el cambio, la construcción de una sociedad cada vez mejor, que tenga presente a la naturaleza y las especies que en él habitan. La educación debe ser expresión creativa de la voluntad humana en la búsqueda del bienestar de la vida en general. En términos de Walsh (2008) se puede señalar que: “la pedagogía se entiende más allá del sistema educativo, de la enseñanza y transmisión de saber, y como proceso y práctica sociopolítico productivo y transformativo asentado en las realidades, subjetividades, historias y luchas de la gente, vividas en  un mundo regido por la estructuración colonial” (p.13). El desafío se encuentra en romper con el colonialismo y la colonialidad.
La educación no debe ser entendida como un instrumento de control y regulación, sino todo lo contrario, esta debe permitirnos cumplir aquellos ideales humanos. Es necesario para este fin seguir los lineamientos de Freire que nos muestra el camino para (…) “trazar rutas metodológicas y analíticas encaminadas hacia el reconocimiento de esta realidad/condición y hacia la concientización, politización, liberación y transformación humana” (Walsh: 2011 p.17). Si la educación fue y es utilizada para someter, regular y controlar, es posible también utilizarla para liberar y transformar la sociedad.
Existen mecanismos de reestructuración del sistema educativo con una perspectiva diferente a la que tenemos actualmente, la educación debe ser intercultural, ambiental, ciudadana y democrática. Intercultural debido a que debemos, no solo respetar la diversidad, sino interactuar en el aprendizaje de aquellos elementos carentes  en otras culturas, debemos abandonar la idea de la interculturalidad funcional y adoptar la interculturalidad crítica lo que significa que “(..) la educación intercultural en sí sólo tendrá significación, impacto y valor cuando esté asumida de manera crítica, como acto pedagógico-político que procura intervenir en la refundación de la sociedad, como decía Paulo Freire (…) y, por ende, en la refundación de sus estructuras que racializan, inferiorizan y deshumanizan” (Walsh, 2010: 4). Optar por la interculturalidad crítica reestructura los paradigmas tradicionales de la estructura social de injusticia y explotación. Esta apertura a lo mejor de otras culturas permitirá enriquecer a la educación como un fenómeno de múltiples posibilidades para la construcción de un mundo cada vez más humano.

CONCLUSIÓN
En síntesis, la nueva educación debe ser ambientalista, es decir, tener una profunda reflexión sobre el valor de la naturaleza, la humanidad debe abandonar aquella idea errada de exoneración y superioridad sobre la naturaleza. Idea de superioridad racional que nos ha llevado a la depredación, contaminación, sobre explotación y exterminio de las especies y la naturaleza. La educación debe tener un carácter ciudadano, en el sentido que debe ser asumida por las personas e instituciones sociales, no para su beneficio personal, sino en beneficio de la humanidad en general, esta debe ser responsable y consciente. La educación debe ser verdaderamente democrática, lo que implica que debe llegar a todas las personas, de manera permanente y no debe cerrarse solo en la educación básica, sino ampliarse en las diferentes instituciones de la sociedad, con la firme convicción de que el hombre nunca termina de educarse, un hombre que constantemente está en perfeccionamiento de sus actitudes y virtudes. Democrática además porque debe tener una amplitud en el respeto de las diversas propuestas de las culturas mundiales, respetar el conocimiento de los pueblos andinos y afros, por señalar solo algunos y no considerarlos como conocimientos vulgares (Bunge) y de ningún valor dentro de la epistemología.
Este debe ser el nuevo rol de la educación, así lo entiende el intelectual afro-martinico Franz Fanon (1968) quien realiza un llamado muy importante: la “pedagogía para construir una nueva humanidad cuestionadora” (Walsh, 2010: 21)

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICA

Carmona Granero , M. (2007). La educación y la crisis de la modernidad. Hacia una educación humanizadora. Obtenido de http://www.redalyc.org/pdf/1701/170118451008.pdf
Emilio, D. (1975 ). Educación y sociedad. Barcelona: Edición original de 1922.
Walsh, C. (2010). Construyendo Interculturalidad Crítica. Obtenido de Interculturalidad crítica y educación intercultural: http://www.uchile.cl/documentos/interculturalidad-critica-y-educacion-intercultural_110597_0_2405.pdf.
Walsh, C. (2011). Lo pedagógico y lo decolonial. Obtenido de http://tejiendovoces.org.mx/wp-content/uploads/2015/11/Introduccion-Lo-pedag%C3%B3gico-y-lo-decolonial-Walsh-1.pdf
Walsh, C. (s.f.). INTERCULTURALIDAD CRÍTICA Y PEDAGOGÍA DE-COLONIAL: APUESTAS (DES)DE EL IN-SURGIR, RE-EXISTIR Y RE-VIVIR. Obtenido de http://catherine-walsh.blogspot.pe/2014/01/interculturalidad-critica-y-pedagogia.html