Por:
Florentino Arpa Calachua
INTRODUCCIÓN
No se puede negar que la educación es un
instrumento político utilizado por los gobiernos para lograr determinados
objetivos. A lo largo de la historia de la humanidad la educación ha permitido
moldear la mente de las personas de acuerdo a los intereses y necesidades del
Estado, que han sido controlados por los grupos de poder o las clases
dominantes, con el objetivo de resguardar el sistema que los beneficie.
La educación es un fenómeno social que se
originó, inicialmente, para preservar el conocimiento obtenidos por las
generaciones anteriores, en la actualidad aun se sigue con este mismo
principio, con la única diferencia que no es en beneficio de todos, sino solo
de una clase social.
La educación fuera de los claustros de la
escuela, también denominada educación informal, es necesaria porque transmite
el conocimiento para la subsistencia de la sociedad, para mantener inalterables
los patrones culturales y las estructuras de poder impuestas por los que
gobiernan en el Estado. Este tipo de educación es la que algunos consideran
espontánea, libre, sin embargo nada escapa a los hilos conductores de los
sectores dominantes, ya que controlan las instituciones de la sociedad como, la
iglesia, los medios de comunicación, los partidos políticos, etc. La educación
formal, aquella que se brinda en las escuelas, es tal vez el mecanismo de
control y regulación más eficiente que han encontrado las clases dominantes,
han estructurado contenidos, métodos, niveles, que gradúan el acceso al
conocimiento de acuerdo a sus necesidades.
En el presente trabajo intentaremos dar
respuesta a las siguientes preguntas: ¿Cuál es el verdadero objetivo de la
educación? ¿La educación debe ser utilizada como un instrumento de dominación
social? ¿Es posible una reestructuración del sistema educativo en beneficio de
las grandes mayorías? Las ideas aquí expresadas son una reflexión desde el
interior mismo del sistema educativo, desde la visión de maestro de aula, que en
muchas ocasiones hemos mantenido un silencio que nos hace cómplices de este
sistema que regula y controla, en beneficio de algunos.
1. EL MODELO EDUCATIVO DE LA
MODERNIDAD
La historia de la educación ha
señalado que en la comunidad primitiva, la educación era espontánea y libre. En
el esclavismo la educación paso a ser parte del instrumento de dominación y
control de la clase propietaria. En el feudalismo, con el arribo de la iglesia
al poder, la educación se convirtió en un excelente instrumento de
adoctrinamiento dogmático, mediante el cual se controlaba el conocimiento y el
poder político.
En el capitalismo, el poder
económico y político pasó de la nobleza y el clero a la burguesía, primero
comercial y después industrial, con la llegada de esta nueva clase social, se
planteó la modernidad que ha adoptado una de las variantes de la educación,
aquella que tiene que ver con la vinculación de lo externo con el educando. Su
origen se remonta al latín educare que significa criar,
alimentar, construir, conducir, guiar, orientar, en este caso la educación se
vincula directamente a un proceso desde lo exterior. Entendida de esta manera,
la educación es guiada contralada desde un elemento externo, responsabilidad
que asumió el Estado desde su aparición misma.
La modernidad ha olvidado que
la educación también representa innovación, cambio, subversión, cuyo origen latín
educere
significa sacar a luz aquello que se encuentra encubierto, educir (educar)
significa develar, actualizar las virtualidades humanas. Esta es la educación
que se debe implementar, que no se encuentra exclusivamente en manos del Estado
y que tampoco debe favorecer a una clase social, sino debe beneficiar al hombre
de manera individual y colectiva en la búsqueda del buen vivir.
La educación moderna instauró
la escuela como institución que podía recrear al sistema de acuerdo a los
intereses de las minorías dominantes. Para Arend citada por Carmona (2007) (…) “la escuela se proyecta como el escenario
apropiado para la reproducción de las pautas culturales de la sociedad
capitalista. Esto significa que el proceso de dominación político-ideológico se
traslada al espacio educativo como cultura escolar, predominando la idea de que
la producción mercantil es el fundamento de la educación del hombre”. (p.6). No es un secreto que ésta ha sido la
finalidad de la educación a lo largo de los años, la escuela se ha dedicado a fortalecer
un sistema que explota a los grandes mayorías y nos impone modelos y patrones
de vida sin cuestionamiento alguno.
Emilio Durkheim señala que la
Educación, “es la acción ejercida por las generaciones adultas sobre aquellas que
no han alcanzado todavía el grado de madurez necesario para la vida social.
Tiene por objeto el suscitar en el niño un cierto número de estados físicos,
intelectuales y morales que exigen de él tanto la sociedad política en su
conjunto como el medio ambiente específico al que está especialmente destinado.”
(Durkheim, 1975: p. 52-54). En esta definición podemos observar plenamente la
finalidad de la educación; es una acción ejercida del fuerte sobre el débil,
del maduro sobre el inmaduro, del culto sobre el inculto, del moral sobre el
inmoral, en síntesis, para el sociólogo positivista Durkheim, la educación es un acción cohersitiva de imposición
social.
Conocida la relevancia de la
educación en la construcción de la sociedad la teoría sociológica se apoderó de
ella y la mantuvo siempre bajo su regazo sin la posibilidad de ascender al
estatus de ciencia. Controlada la teoría en educación por la sociología y la
práctica en control del Estado se contuvo una de las armas de liberación de la
humanidad.
2. LA EDUCACIÓN MÁS ALLÁ DE LA
MODERNIDAD PRESENTISTA
Si
queremos tener una idea de educación que vaya más allá de la modernidad
europeizante, cuestionada por Dussel, y entenderla como un elemento de
liberación al estilo de Freire, debemos empezar a deconstruir nuestros
obsoletos esquemas sobre la educación.
La
primera acción que debemos realizar es reconceptualizar la educación, ésta debe
ser entendida como un fenómeno social que se realiza espontáneamente en la
sociedad y no es exclusivamente responsabilidad del Estado y menos aun es útil
para mantener el sistema establecido en beneficio de algunos. La educación es
un fenómeno que no excluye a ningún miembro y/o Institución de la sociedad en
su responsabilidad como agente de la educación, es decir, es una tarea conjunta
y permanente. La educación no debe encerrarse en cuatro paredes o en claustros
medievales donde se impone conocimiento; la educación se debe impartir en todo
espacio de manera consciente y responsable. La educación no debe hacer
distinciones entre los seres humanos señalando la existencia de razas y
culturas inferiores, por el contrario debe ser una educación intercultural, que
promueva la ciudadanía y la democracia, en toda la extensión de la palabra. La
educación no debe servir para mantener un sistema que es imperfecto desde su
concepción misma, la educación debe promover el cambio, la construcción de una
sociedad cada vez mejor, que tenga presente a la naturaleza y las especies que
en él habitan. La educación debe ser expresión creativa de la voluntad humana
en la búsqueda del bienestar de la vida en general. En términos de Walsh (2008)
se puede señalar que: “la pedagogía se
entiende más allá del sistema educativo, de la enseñanza y transmisión de
saber, y como proceso y práctica sociopolítico productivo y transformativo
asentado en las realidades, subjetividades, historias y luchas de la gente,
vividas en un mundo regido por la
estructuración colonial” (p.13). El desafío se encuentra en romper con el
colonialismo y la colonialidad.
La
educación no debe ser entendida como un instrumento de control y regulación,
sino todo lo contrario, esta debe permitirnos cumplir aquellos ideales humanos.
Es necesario para este fin seguir los lineamientos de Freire que nos muestra el
camino para (…) “trazar rutas
metodológicas y analíticas encaminadas hacia el reconocimiento de esta realidad/condición
y hacia la concientización, politización, liberación y transformación humana”
(Walsh: 2011 p.17). Si la educación fue y es utilizada para someter, regular y
controlar, es posible también utilizarla para liberar y transformar la
sociedad.
Existen
mecanismos de reestructuración del sistema educativo con una perspectiva
diferente a la que tenemos actualmente, la educación debe ser intercultural,
ambiental, ciudadana y democrática. Intercultural debido a que debemos, no solo
respetar la diversidad, sino interactuar en el aprendizaje de aquellos
elementos carentes en otras culturas,
debemos abandonar la idea de la interculturalidad funcional y adoptar la
interculturalidad crítica lo que significa que “(..) la educación intercultural en sí sólo tendrá significación, impacto y
valor cuando esté asumida de manera crítica, como acto pedagógico-político que
procura intervenir en la refundación de la sociedad, como decía Paulo Freire
(…) y, por ende, en la refundación de sus estructuras que racializan,
inferiorizan y deshumanizan” (Walsh, 2010: 4). Optar por la
interculturalidad crítica reestructura los paradigmas tradicionales de la
estructura social de injusticia y explotación. Esta apertura a lo mejor de
otras culturas permitirá enriquecer a la educación como un fenómeno de múltiples
posibilidades para la construcción de un mundo cada vez más humano.
CONCLUSIÓN
En síntesis, la nueva educación debe ser
ambientalista, es decir, tener una profunda reflexión sobre el valor de la
naturaleza, la humanidad debe abandonar aquella idea errada de exoneración y
superioridad sobre la naturaleza. Idea de superioridad racional que nos ha
llevado a la depredación, contaminación, sobre explotación y exterminio de las
especies y la naturaleza. La educación debe tener un carácter ciudadano, en el
sentido que debe ser asumida por las personas e instituciones sociales, no para
su beneficio personal, sino en beneficio de la humanidad en general, esta debe ser
responsable y consciente. La educación debe ser verdaderamente democrática, lo
que implica que debe llegar a todas las personas, de manera permanente y no
debe cerrarse solo en la educación básica, sino ampliarse en las diferentes instituciones
de la sociedad, con la firme convicción de que el hombre nunca termina de
educarse, un hombre que constantemente está en perfeccionamiento de sus actitudes
y virtudes. Democrática además porque debe tener una amplitud en el respeto de
las diversas propuestas de las culturas mundiales, respetar el
conocimiento de los pueblos andinos y afros, por señalar solo algunos y no
considerarlos como conocimientos vulgares (Bunge) y de ningún valor dentro de
la epistemología.
Este debe ser el nuevo rol de la
educación, así lo entiende el intelectual afro-martinico Franz Fanon (1968)
quien realiza un llamado muy importante: la “pedagogía para construir una nueva
humanidad cuestionadora” (Walsh, 2010: 21)
REFERENCIAS
BIBLIOGRÁFICA
Carmona
Granero , M. (2007). La educación y la crisis de la modernidad. Hacia una
educación humanizadora. Obtenido de
http://www.redalyc.org/pdf/1701/170118451008.pdf
Emilio,
D. (1975 ). Educación y sociedad. Barcelona: Edición original de 1922.
Walsh,
C. (2010). Construyendo Interculturalidad Crítica. Obtenido de
Interculturalidad crítica y educación intercultural:
http://www.uchile.cl/documentos/interculturalidad-critica-y-educacion-intercultural_110597_0_2405.pdf.
Walsh,
C. (2011). Lo pedagógico y lo decolonial. Obtenido de
http://tejiendovoces.org.mx/wp-content/uploads/2015/11/Introduccion-Lo-pedag%C3%B3gico-y-lo-decolonial-Walsh-1.pdf
Walsh,
C. (s.f.). INTERCULTURALIDAD CRÍTICA Y PEDAGOGÍA DE-COLONIAL: APUESTAS
(DES)DE EL IN-SURGIR, RE-EXISTIR Y RE-VIVIR. Obtenido de
http://catherine-walsh.blogspot.pe/2014/01/interculturalidad-critica-y-pedagogia.html
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