Por: Florentino Arpa Calachua
Introducción
Una
serie de comentarios se han expresado sobre el tema educativo en los últimos
años. Para algunos, las reformas aplicadas en los últimos veinte años, hasta la
actualidad, no han generado cambios profundos en la educación peruana, para
otros, nos encontramos en un proceso de cambio que ha permitido la mejora de la
educación. ¿Cuánto hemos logrado avanzar en la educación peruana hasta el
momento actual? Como partícipes de este proceso, no podemos dejar de realizar
un análisis que señale los logros obtenidos y los problemas que aún nos quedan
por mejorar.
Las
teorías del desarrollo han planteado que la educación es uno de los pilares
fundamentales para el crecimiento y desarrollo, países europeos como Finlandia,
Noruega, Alemania son una muestra de ello. A simple vista, parece que la
solución a los grandes problemas nacionales, se resumen en una mejora en el
campo educativo, esta es una afirmación que recorre el pensamiento de políticos
y padres de familia, pero la verdad, es que no es tan simple como parece.
El
sistema educativo es parte fundamental de un sistema mayor, que requiere del consenso
y ayuda de los otros sistemas sociales; entonces, la mejora de nuestro país,
debe obedecer a un movimiento nacional, donde se encuentren involucrados los
demás sectores, que deben girar en torno a lo educativo, económico y político.
Cambiar la realidad existente es un proceso, complejo y lento, muchos gobiernos
tendrán que transitar para lograr este objetivo. Apostar por la educación, es
un proceso de largo aliento y no se hace porque políticamente no es “rentable”.
Los intentos por reformar la educación han terminado perjudicando a los actores
directos: a los estudiantes y a los maestros; a los primeros porque reciben una
educación deficiente y a los segundos porque terminan cansados de propuestas
sin un norte claro.
El tradicionalismo en la
educación peruana
La
educación peruana es continuadora de la vieja escuela medieval y la moderna
escuela bancaria; memorística, repetitiva y sancionadora. Viejos modelos y
esquemas quedan en el ideario de maestros y padres de familia, que se resisten
a cambiar y aceptar la modernidad en educación.
Una
de las prácticas educativas generalizadas es la transmisión del conocimiento de
maestros a estudiantes, como si eso fuera posible. En los colegios peruanos,
continua la educación bancaria de transferencia del conocimiento. Paulo Freire
en la Pedagogía del Oprimido, señala que la llamada “Educación bancaria”, es el
tipo de educación, donde: “el maestro es el sujeto de la educación y el
educando es el receptor que recibe todos los contenidos de la sabiduría. La
tarea del maestro es llenar a los educandos con los contenidos de sus
conocimientos. En esta concepción bancaria de la educación, el buen educador es
el que mejor vaya llenando los recipientes en los depósitos de los estudiantes.
Y ser el mejor educando, el que se deje llenar dócilmente los recipientes y los
aprenda con mucha memorización” (Ocampo, 2008). Para esta escuela la
memorización del conocimiento resulta un principio fundamental. Llenar la
memoria de los cerebros vacíos, es el mejor trabajo que el docente puede
realizar.
Otra
práctica educativa tradicional, tiene que ver con la forma de evaluación. Desde
la década de los años 70, la tecnología educativa implementó la forma de
evaluación a través de los exámenes estandarizados, que se sintetizan en la
pruebas de selección múltiple, que en la actualidad son aplicados por las
universidades en los procesos de admisión. Esta forma de evaluación aun es
aplicada en la mayoría de las instituciones educativas, estas (las evaluaciones)
son sesgadas y no permiten una verdadera evaluación a los estudiantes. Montero,
señala que: “Hay quienes argumentan que los exámenes tradicionales de respuesta
fija, no determinan de forma veraz lo que nuestros estudiantes están aprendiendo
y cómo les podría afectar esto dentro del currículum, ya que dichas pruebas no
siempre están relacionadas con los conocimientos o habilidades que sí tienen
verdadera relevancia en el mundo real, solamente nos permiten demostrar o traer
a la memoria la comprensión o interpretación del conocimiento, pero no
necesariamente esto significa que se pueda tener la habilidad de utilizar dicho
conocimiento”.
La
evaluación además de tener un fin punitivo y neutralizador de la creatividad de
los estudiantes, no evalúa las habilidades y competencias reales de los
estudiantes.
Finalmente,
aun se practica el magistrocentrismo, que difícilmente se ha minimizado de la
práctica docente, el maestro continúa siendo el protagonista dentro de las
aulas de clase, gran parte del tiempo de la sesión, se dedica a la exposición
por parte del profesor. A pesar de la existencia de una serie de materiales
didácticos para que el estudiante pueda construir su conocimiento, los maestros
utilizan estos recursos para monopolizar las horas de clase.
El difícil tránsito a la modernidad de
la educación
Los
cambios en educación, en los últimos años, han venido de la mano de la
corriente cognoscitiva, los aportes de psicólogos y pedagogos han abierto un
nuevo camino en el tema educativo. Hemos pasado de fundamentar nuestro trabajo
de contenidos, a competencias; del cuaderno, a la laptop; del libro, a los
archivos en PDF; de la pizarra, a los equipos multimedia; pero no observamos
mejoras sustanciales en la educación. El problema, tal vez, no se encuentra en
los diseños curriculares y los medios educativos, el problema fundamental se
encuentra en el cambio de mentalidad del maestro, una mentalidad que debe
entender a cabalidad la educación, sus procesos e importancia.
Asumir
las competencias como propósitos educativos, es una labor que requiere
deconstruir todo lo conocido como pedagogía tradicional hasta el momento. Este
simple hecho, ya es un trabajo que tomará su tiempo. El nuevo enfoque de las
competencias y las nuevas formas de evaluación de las mismas, implica una
reformulación de los esquemas mentales vigentes en el magisterio peruano.
Resulta
sencillo entender que el estudiante es el constructor de su conocimiento, pero
resulta complicado llevarlo a la práctica. La escuela activa nos ha colocado en
el extremo de la práctica pedagógica. Las clases se han convertido en
exposiciones rutinarias de contenidos; el manejo de organizadores del
conocimiento, deficientes en su utilidad; los productos en manualidades
multicolores, sin mucha demanda cognitiva y la tecnología, en una pizarra de
colores cuyo uso acapara el profesor.
Avanzar
hacia una evaluación integral que permita la acreditación, es una tarea que
debe iniciarse de manera inmediata. Moreno (2012), señala que:
Hay
que transitar de una evaluación del aprendizaje a una evaluación para el
aprendizaje buscando mantener un equilibrio, porque ambos tipos son
importantes. Se trata de una evaluación formativa, centrada tanto en procesos
como en productos, que considera la complejidad del aprendizaje; por tanto,
prevé distintos contenidos y los valora empleando diversas técnicas e
instrumentos: proyectos, resolución de problemas, estudio de casos, ensayos,
reportes de investigación, presentaciones orales, portafolio de evidencias,
rúbricas, exámenes, entre otros, así como diversas modalidades de evaluación:
autoevaluación, coevaluación y heteroevaluación. En definitiva, será una
evaluación continua, integral y humana, que reconoce y confía en la capacidad
del alumno para aprender y, además, le comunica esta confianza en la
interacción cotidiana.
El
reconocimiento de una evaluación de esta magnitud, nos colocaría frente a un
trabajo de otro orden institucional, es decir, un trabajo organizado entre
diferentes asignaturas, con productos que engloben competencias integradas y un
sistema de evaluación que valore los procesos y productos. Organizar un sistema
de evaluación de esta magnitud significaría un trabajo de compromiso con la
educación. Los procedimientos que engloben esta forma de evaluación no se han
descubierto recientemente, sino que ya se han colocado en práctica desde hace
muchos años, lo que sí resultaría interesante es cómo es que se pueden
sistematizar en una unidad.
La propuesta educativa en marcha
Los
Colegios de Alto Rendimiento son un modelo poco entendido por la sociedad, pero
que debe tener una proyección de ampliación dentro del sistema educativo
peruano. Señalaremos que los COARs, tiene una misión fundamental dentro de la
sociedad, esta consiste en potenciar a los estudiantes con desempeño
sobresaliente de los diferentes lugares del país, otorgando una educación de
calidad, con estándares internacionales. Para el cumplimiento de estos
objetivos el Estado peruano suscribe a los COARs a la red de colegios del mundo
IB (International Baccalaureate). Los COARs desarrollan el Programa Diploma
(PD) en los dos últimos años de estudio secundario (cuarto y quinto),
utilizando una serie de estrategias, habilidades y actitudes, que se conocen
como el término “enfoques de la enseñanza y el aprendizaje”, que direccionan el
trabajo académico. Los enfoques del aprendizaje, conjuntamente con los enfoques
de la enseñanza, son la esencia pedagógica del IB y de los COARs.
Los
“enfoques del aprendizaje” desarrollan cinco habilidades fundamentales: a) las
habilidades del pensamiento, que generan la iniciativa intelectual, guiando al
estudiante a ser un pensador crítico y creativo, que aborde problemas complejos
y tome decisiones razonadas y éticas; b) las habilidades sociales, que permiten
al estudiante mantener relaciones sociales positivas, logrando una adaptación
satisfactoria al colegio y al entorno social en general; c) las habilidades de
comunicación, que motivan en el estudiante una comunicación oral o escrita de
manera adecuada y compleja; d) las habilidades de autogestión, que posibilitan
el uso eficiente del tiempo y el manejo de sus emociones y sentimientos; y e)
las habilidades de investigación, que permiten gestionar y sistematizar la
información.
Igualmente
los maestros aplican los “enfoques de la enseñanza”, que están constituidos por
seis principios pedagógicos dentro del Programa Diploma del IB: a) la enseñanza
basada en la indagación, que potencia la curiosidad natural del estudiante,
convirtiéndolo en un indagador autónomo de por vida; b) la enseñanza centrada
en la comprensión conceptual, que permite el desarrollo de las estructuras
conceptuales que logran la comprensión profunda y la transferencia de
conocimientos, maximizando el aprendizaje mediante la conexión de los
conocimientos nuevos y previos; c) la enseñanza basada en contextos locales y
globales, que contextualiza el aprendizaje, relacionando la experiencia de los
estudiantes con el mundo que los rodea; d) la enseñanza centrada en el trabajo
en equipo y la colaboración eficaz, que fortalece las habilidades sociales de
cooperativismo y negociación; e) la enseñanza diferenciada para satisfacer las
necesidades de todos los estudiantes, que reconoce la individualidad y crea
oportunidades de aprendizaje para cada uno de ellos; y finalmente f) la
enseñanza guiada por la evaluación (formativa y sumativa), que centra su
atención en los objetivos generales y específicos de cada curso, donde se
valora el trabajo de los estudiantes en relación a los niveles de logros
alcanzados. La evaluación del IB enfatiza en los procesos y los resultados de
manera integral mediante un sistema estructurado e integrado.
Para
muchos seguramente, no existen diferencias sustanciales con otros colegios del
medio, sin embargo, el hecho de asumir este modelo y la puesta en práctica en
las sesiones diarias de clase, marcan una diferencia sustancial. El modelo
permite potenciar las habilidades de los maestros en el manejo de estrategias
pedagógicas e investigativas. En los estudiantes desarrolla las habilidades
necesarias que le permita convertirse en un agente activo de la sociedad.
Conclusión
Los
argumentos esgrimidos, pueden dar una idea del avance logrado en la educación
peruana, pero es necesario tener en cuenta que los resultados en educación se
podrán observar a mediano y largo plazo. Debemos transitar de la escuela
tradicional, memorística y bancaria, hacia una escuela moderna que promueva el
desarrollo de competencias y sistematice una nueva forma de evaluación
integrada en un sistema novedoso. Necesitamos optimizar los tiempos en procesos
de alta demanda cognitiva, que desafíe a los estudiantes en un proceso
interdisciplinario, haciendo eficiente el uso de los recursos educativos en
manos de los estudiantes y maestros. La marcha para llegar a la modernidad es
complicada, pero no imposible de realizar. La propuesta educativa de los COARs,
ayuda a enrumbar a la educación peruana, señalando un norte claro y definido,
mejorando las habilidades de los maestros y estudiantes. Los primeros, se
convertirán en el motor del cambio pedagógico del magisterio peruano y los
segundos se convertirán en agentes activos del cambio social.
Bibliografía
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Moreno
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Ocampo
López, J. (2008). Paulo Freire y la Pedagogía del Oprimido. Boyacá:
Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia.
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